jueves, 2 de junio de 2011

Releer

En mayo terminé las memorias de Buñuel, el cineasta. El libro se llama "Mi último suspiro" y como se puede deducir, son las memorias de Buñuel escritas por él hacia el final de su vida. Ese libro y yo tenemos historia. La primera vez que lo empecé a leer fue en 2006 justo cuando iba a salir de prepa. Mi papá me lo dio cuando le pregunté sobre el desgarre del ojo en "Un Perro Andaluz"; lo empecé a leer en el camión que me llevaba de la escuela a la casa y me encantó. 

Fuente
Me imaginaba perfecto el escenario en el que había crecido Buñuel: Zaragoza, el paisaje aragonés, Madrid. El libro me daba elementos para elaborar mis propias fantasías sobre estudiar y vivir en Madrid. Además, en plena  adolescencia, el libro me daba identidad, según yo, me hacía diferente a las demás (las demás niñas veían y escuchaban RBD mientras yo veía las películas surrealistas, muy profunda según yo). Pasaba las dos horas de trayecto a mi casa escuchando discos de tango y "chanson" imaginando los principios del siglo XX en color sepia. 

Leía sobre el surrealismo y me identificaba plenamente con esa vanguardia: los sueños, el psicoanálisis, lo incomprendido (me sentía, como cualquier adolescente, una incomprendida), además, sin bases sólidas, me sentía una artista. A parte de todo, en mi escuela había un grupito de tipos locos, que hacían pura burrada, pero en esas épocas, todo mundo pensaba que eran unos genios artistas y yo, mientras leía a Buñuel, pensaba que en pleno siglo XXI estaba frente al surgimiento de un nuevo movimiento artístico, una nueva vanguardia. ¡Qué ingenua era la Mariana Llamosas de hace 5 años, qué distinta era a la Mariana de hoy!   

A pesar de todas estas cosas, no terminé el libro, no se bien por qué. Después lo retomé en la carrera. Lo leí alimentando las mismas fantasías madrileñas, sin embargo ya había comprendido que yo no era parte de la élite intelectual del siglo XXI. Mientras lo leía esa segunda vez, ya no sentía que estaba expresando mi individualidad aunque en esos momentos era, en realidad, mucho menos parecida a las personas que me rodeaban en la escuela. Por alguna razón tampoco lo terminé.

Ahora en 2011, 5 años después del primer intento y 4 después del segundo terminé ese libro. Al releer un libro se encuentran cosas nuevas, en el libro y en nuestras vidas. Ahora descubrí a un Buñuel más humano, lleno de fracasos, incomprendido, contradictorio; descubrí que las cosas y las personas que son nuestro mundo a los 20 cambian cuando tenemos 30, no hay para siempres, la vida cambia mucho de un mes a otro, de un año a otro. Ej: Cuando era joven Buñuel era amigo de Dalí y Lorca, en su vejez, ya no se hablaba con Dalí y Lorca se había muerto hacía muchos años. Me llevé eso de ese libro porque se ajusta perfecto a mi vida. Hace cinco años tenía unas amigas con las que salía todas las semanas; ahora ni las veo, ni les hablo, pero no está bien ni mal, así es la vida. Yo creo que la vida no "te lleva", la vida la eliges conforme a tus acciones de cada día, pero esas acciones abren unas puertas nuevas que llevan a caminos distintos. En ese tránsito dejas personas, actitudes, pensamientos, ropa, costumbres...

Me impresiona como la vida cambia tanto en no mucho tiempo. Hace cinco años, estaba hundida en la incertidumbre, ahora también; me asusta y me emociona pensar en dónde voy a estar en un año, en dos, en cinco, en diez ¿para dónde voy a voltear? ¿qué puerta voy a abrir? ¿a quién me voy a encontrar?

En resumen, releer un libro te hace reflexionar sobre tú presente y tú pasado, de mano de un autor reflexionas sobre su vida y mediante esas reflexionas encuentras coas tuyas.

Buenos días!

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